Nuestra tan querida y a la vez criticada selección peruana ha logrado superar por séptima vez consecutiva la fase de grupos de la Copa América. Siempre he pensado que a nuestro equipo le conviene jugar torneos cortos de eliminación directa que una larga y triste eliminatoria que nos lleve al tan ansiado mundial.
En las copas de este tipo se tiene al
grupo junto un poco más de un mes, se va de menos a más: se tienen resultados.
Pero es claro algo que debemos ser conscientes todos los peruanos: nuestra
selección es pobre y desde esa limitación reconocer las cosas realistamente. No
creo que exista muchas personas optimistas que se imaginaban quedar segundos en
este tipo de grupo. Personalmente tenía una idea clara, el mejor resultado
sería llegar como mejor tercero y eso ya era bastante difícil. Hemos quedado
segundos, por delante de Colombia con lo justo.
El partido de ayer fue un juego de
ajedrez. Por primera vez pude ver noventa minutos de lo que realmente Gareca
quiere plasmar en el campo. Si en el primer partido se criticó mucho la
pasividad de marca frente a estrellas como Neymar en este partido decisivo se
logró anular eficientemente a sus figuras como James o Falcao. Hay que ser
bastante claros en que no le hemos ganado a nadie todavía.
Lo de Perú en el grupo ha sido bastante
parejo, un debut tímido donde si jugábamos con la inteligencia de ayer en
aquellos minutos adicionales no nos quedábamos con cero puntos. En el segundo
partido teníamos que ganar y se logró, el triunfo fue de medio gol contra cero,
pero vale para sumar de a tres. Finalmente lo de ayer fue inteligencia pura,
desde los cortes sistemáticos sin amonestación hasta la entrega de algunos de
los jugadores que fueron muy criticados hasta antes de viajar a tierras
chilenas. Cuatro puntos, dos goles a favor, dos en contra en el grupo más
competitivo que tuvo este certamen. Primera tarea cumplida.
Si me daban a escoger de los siete
rivales clasificados escojo mil veces a Bolivia. Sí, suena a subestimar al rival,
que nos creemos más, pero hay que pisar tierra para reconocer que los más
débiles somos nosotros. Y así es que tenemos que jugar este Jueves, con el
cartel del menos favorito en las apuestas, Bolivia es más y lo ha demostrado en
copas anteriores frente a nosotros, pero es ganable. Que la inteligencia
mostrada ayer se pose nuevamente en el Germán Becker este próximo Jueves.
No hay que ser pesimistas para decirnos
que es muy poco probable que ganemos esta copa. Pero sino la ganamos saquémosle
todo el jugo posible, como se hizo en Argentina cuatro años atrás. Quedémonos
hasta la última fecha, que entre más partidos jugamos tendremos una rayita más
de preparación en nuestra verdadera meta a comenzar los próximos meses mirando
a Rusia. Es difícil pero no queda de otra. Juguemos partido a partido, dejemos que Ricardo Gareca muestre el trabajo diario. Paciencia es lo que le queda al peruano en lo
que resta. ¿Quién nos quita el sueño de llegar a Santiago el 4 de Julio? Seamos
humildes y seamos realistas, seámoslo siempre.
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